“Si no estudia no pasa” y otras estupideces que escuché estos días.

Mariano Narodowski
3 min readMay 13, 2022

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“Si no estudia no pasa”, agita el indignado con los nuevo regímenes académicos de las escuelas secundarias argentinas que permiten pasar con muchas “materias previas” (cursos sin aprobar).

Pero esta frase es incorrecta. En realidad, en los sistemas escolares surgidos en todo el mundo a partir del siglo XIX, no importa si un estudiante estudia; lo que importa es que haya aprendido (en la escuela o en otro lado) y especialmente que lo pueda demostrar:

cuando se lo pone a prueba,

en una prueba:

si la completa correctamente, aprueba

y si la aprueba, pasa.

Esta es la lógica del modelo escolar de la modernidad. Incluso esta aprobación se cuantifica y se representa con un número: Mariano se sacó un 2.

Para que apruebe, al escolar de cualquier escuela del mundo se le reconocen y garantizan:

1) Condiciones cognitivas individuales acordes al conocimiento a aprender (no es razonable esperar que un nene de 7 años pueda aprobar una prueba de derivadas, por más que estudie mucho).

2) Condiciones de enseñanza que permitan desplegar al máximo las condiciones cognitivas que, por sí solas, no podrían alcanzar los resultados esperados. O sea, si en la escuela no le enseñan o le enseñan mal, disminuyen las posibilidades de que apruebe.

Existe otra condición vinculada a lo personal/familiar que, a diferencia de las anteriores, no siempre es garantizada por el sistema escolar:

3) Es imprescindible que el estudiante pueda sostener la voluntad de aprender y aun sortear las dificultades que se presentan en el proceso de escolarización. Algunas propuestas educativas consideran estas situaciones focalizando la enseñanza en función de esas diferencias, pero ese modelo no es el mundialmente predominante.

Entonces, “si no estudia no pasa” debería traducirse a “si no aprueba no pasa” lo cual es una estupidez evidente: inventamos el agua caliente.

Tal vez podríamos reformularla como: “si no aprueba no pasa” a pesar de la existencia de condiciones cognitivas razonables y con una práctica de enseñanza excelente.

Algunos sistemas escolares resuelven (1) dividiendo a los alumnos en función de la expectativa respecto de las condiciones cognitivas. El sistema alemán lideró históricamente esta alternativa (que puede llegar a decidir estas capacidades a los 9 o 10 años de edad) mientras que la mayoría de los sistemas optaron por modelos comprensivos.

Ahora bien. ¿Cuál debería ser la proporción de estudiantes que reuniendo ambas condiciones (1) y (2) aun asi no aprueban?

La respuesta es Cero. La única explicación de la no aprobación posible sería (3): el estudiante no pudo sostener la voluntad de aprender y sortear las dificultades del proceso escolar en un contexto en el que la escuela no brindó una estrategia pedagógica focalizada.

¿Y cuál sería la proporción de estudiantes que reuniendo las tres condiciones aun así no aprueban? De nuevo, cero. (alguien diría que igual quedarían estudiantes que deciden no ejercer su voluntad de aprobar: vagos. ¿Pero… que hizo la escuela -condicion (2)- para inhibir la vagancia?

Se mire incluso con su lente más conservadora (es decir, solo (1) y (2)), no hay forma de desconectar a la escuela del rendimiento de los alumnos.

O, como decía el Gran Bohemio en 1657

Si los estudios se organizan rectamente serán por sí mismos estímulos para los entendimientos, y atraerán y arrebatarán todo con su dulzura. Si acontece lo contrario, no es por culpa de los que aprenden, sino de los que enseñan.

El resto son estupideces.

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Mariano Narodowski
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Written by Mariano Narodowski

Insolente. Pansophiano. Educacionista. @narodowski

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